domingo, 27 de mayo de 2007

¿PTERODACTILOS VIVOS?



Un interesante artículo aparecido en la revista científica The Zoologist en su número de julio de 1868 describía lo que su autor vio a comienzos del mismo año en Copiapó (Atacama, Chile): Ayer, hacia las cinco de la tarde, cuando ya habían finalizado los trabajos del día en esta mina y todos los trabajadores se hallaban reunidos esperando la cena, vimos aparecer por el cielo un pájaro gigantesco; al principio creímos que se trataba de una de las nubes que en aquel momento oscurecían la atmósfera, suponiendo que el viento la había separado del resto. Su rumbo era en dirección noroeste-sudeste, y su vuelo rápido y rectilíneo. Como pasó a poca distancia de nuestras cabezas, pudimos apreciar la extraña estructura de su cuerpo. Sus inmensas alas estaban recubiertas por un plumaje grisáceo; la monstruosa cabeza parecía la de una langosta, y sus grandes ojos abiertos brillaban como tizones; parecía estar recubierta por algo parecido al grueso y rígido pelaje de un jabalí, mientras que en su cuerpo, alargado como el de una serpiente, sólo pudimos apreciar escamas brillantes, que originaban un sonido metálico cuando el extraño animal giraba el cuerpo durante el vuelo.
Este informe se parece en algunos aspectos a los relatos referidos a los pájaros con tamaño de avión que fueron divisados en Illinois (Estados Unidos) en 1948. Pero en este caso los trabajadores chilenos estuvieron más cerca de su "pájaro" cuando lo vieron, siendo capaces de describir posteriormente su extraña apariencia. ¿Se trataba realmente de un pájaro, o era un reptil volador?
Quizás se trató simplemente de un montaje periodístico, como también lo parece el "ave del trueno" pretendidamente cazado cerca de Tombstone, Arizona, en 1890. Los detalles aparecieron en un artículo del Epitaph de Tombstone del 26 de abril de 1890. El relato de lo que al parecer sucedió es muy breve. Dos rancheros que cabalgaban por el desierto cazaron un monstruo alado "que se parecían a un enorme caimán con una cola extremadamente larga y un inmenso par de alas", y que al parecer estaba exhausto. Se aproximaron lo suficiente como para matarlo con el rifle, y después lo midieron. Media unos 28 m de largo, y la envergadura alar era de unos 49 m. Las alas y el cuerpo carecían de pelo o plumas, y la mandíbula presentaba agudos dientes.
La saga de Tombstone se complica debido al hecho de que al parecer se había cazado otra "ave del trueno" en la misma zona en 1886. Hay investigadores que pretenden haber visto una fotografía de la misma, aunque hasta la fecha nadie ha sido capaz de localizarla. Según parece, nadie sabe lo que sucedió con el cuerpo del animal, si es que de verdad existió. Varias historias publicadas en periódicos americanos durante la segunda mitad del siglo XX se han revelado como mentiras, y ésta pudiera muy bien ser otra.
Admitiendo que los "pájaros" de Copiapó y Tombstone hubieran existido de verdad, se trataría más de monstruos prehistóricos que de pájaros tal como los conocemos nosotros ahora. Algunos años antes, hacia la década de 1850, un periódico francés informó que en una cantera de Culmont, en Haute-Mamne (Francia), unos hombres habían descubierto un pterodáctilo vivo. La criatura salió de una cueva de la roca, y parecía un murciélago del tamaño de un ganso grande. Era de color negro, y la envergadura de las alas era de unos 3 metros.
Es posible admitir que los relatos del siglo XIX relativos a los pterodáctilos no sean de fiar; pero en el siglo XX se han producido algunos desconcertantes hechos acaecidos en América que resulta más difícil rechazar. Los primeros relatos del siglo XX hacen referencia a un monstruo enigmático, llamado "el diablo de Jersey".
En enero de 1909 esta extraña "cosa" aterrorizó al estado de Nueva Jersey. Su refugio se hallaba al parecer en algún lugar de Pine Barrens, una zona remota del sudeste del estado. En el transcurso de los años fueron atribuidos al diablo de Jersey todo tipo de extraños fenómenos.
Los pterodáctilos desaparecieron hace unos 150 millones de años, curiosamente su apariencia concuerda con las descripciones dadas por varios testigos. Los sucesos comenzaron en enero de 1909, cuando por lo menos en 30 pueblos se informó de la presencia del diablo de Jersey. Una de las primeras observaciones ocurrió el domingo 17 de enero en Bristol (Pennsylvania), cerca de la frontera con Nueva Jersey. A las dos de la madrugada John McOwen oyó unos ruidos extraños y saltó de la cama. Relató lo siguiente: "Miré por la ventana y me sorprendió ver una gran criatura en los diques del canal. Se parecía a un águila... y fue dando saltos por el sendero de remolque."El guardián James Sackville también lo vio en Bristol aquella noche. Dijo que tenía alas y que saltaba como un pájaro, pero que presentaba extrañas características y emitía un horrible chillido. Sackville corrió hacia él, disparándole con el revólver, cuando emprendió el vuelo. El jefe de correos, E. W. Minster, fue la tercera persona de Bristol que vio al diablo de Jersey aquella mañana, volando sobre el río Delaware. El gran pájaro, semejante a una grulla, parecía resplandecer, y se aproximó lo suficiente como para permitir que Minster apreciase varios detalles: Su cabeza parecía la de un macho cabrío, con cuernos retorcidos, y su largo y grueso cuello se proyectaba amenazadoramente hacia adelante. Tenía alas delgadas y largas; las piernas eran cortas, siendo más cortas las anteriores que las posteriores.
De nuevo lanzó su espantoso grito, mezcla de lamentación y silbido. A la mañana siguiente los residentes de Bristol encontraron las huellas del diablo de Jersey en la nieve: parecían las de una pezuña.
Durante la semana siguiente, el diablo de Jersey parecía estar en todas partes, y cundió el pánico en el estado. Los granjeros instalaron trampas de acero y los cazadores siguieron las huellas. La escena debió parecerse mucho a las que se producen hoy en día cuando se publica que en cierta zona se han visto las huellas de un "yeti", con el consiguiente caos de fotógrafos y cazadores. Pero el diablo de Jersey parecía indiferente a todo ese despliegue. El martes 19 de enero, a primera hora de la mañana, el señor y la señora Nelson Evans, de Gloucester City (New Jersey), vieron al monstruo bailar en el tejado se su casa durante 10 minutos. He aquí el relato del señor Evans: Medía aproximadamente un metro de altura; tenía la cabeza de un perro collie y la cara de caballo. El cuello era largo; las alas median unos 60 centímetros, y las patas posteriores eran como las de una grulla. Tenía pezuñas de caballo. Caminaba sobre sus extremidades posteriores, levantando dos patas delanteras cortas, con garras. No utilizó las patas delanteras en ningún momento mientras nosotros observábamos. Confieso que mi mujer y yo estábamos aterrorizados, pero tuve el coraje de abrir la ventana y gritarle, con lo que el animal giró sobre sí mismo, me miró fijamente y se marchó volando.
Otros testigos mencionaron que tenía la piel de un caimán, y algunos creían que media más o menos 1,8 metros de altura. La última vez que fue visto fue el viernes 22 de enero, después de lo cual el diablo de Jersey desapareció tan de repente como había llegado. Se propusieron varias explicaciones jocosas, por ejemplo, que se trataba de un "eslabón perdido"; también se explicó como un caso de histeria colectiva.
En 1980 dos rancheros de Arizona (Usa), aseguraron haber matado a un monstruo alado de 28 metros de largo.
Otras personas, que tomaron más en serio a los testigos, especularon con la posibilidad de que en realidad hubiesen visto pájaros: sugirieron una "invasión" de un tipo especial de patos. También sugirieron la posibilidad de que se tratase de una grulla de las colinas: este pájaro, con una envergadura de 2 metros, una longitud de 1,2 metros y "un estridente chillido" por voz, fue antiguamente muy común en Nueva Jersey, pero en la actualidad se la supone confinada en zonas remotas del sur. Otros sugirieron que los testigos habían visto un "superviviente de los tiempos prehistóricos". Las señales de pezuñas fueron consideradas una falsificación, o bien huellas humanas deformadas y borradas (esto podría explicar algunas huellas, pero no las detectadas en sitios inaccesibles). La explicación que se elija para los increíbles sucesos acaecidos entre el 17 y 22 de enero de 1909 depende de la confianza que uno tenga en los testigos oculares.
A medida que nos acercamos a nuestros días, las personas que han visto pájaros gigantes comienzan a "identificarlos" como pterodáctilos, tendencia que podría reflejar un mayor conocimiento del público sobre animales prehistóricos. En mayo de 1961, un ejecutivo que volaba en avioneta sobre el valle del río Hudson vio a su lado a un pájaro enorme que apenas si movía las alas. Dijo que era un "enorme pájaro, mayor que un águila... se parecía a un pterodáctilo de los tiempos prehistóricos".
A comienzos de los años sesenta, una pareja que circulaba de noche en automóvil por el bosque de Trinity, en California, vio algo que identificaron primero como una avioneta en apuros, pero luego se dieron cuenta que debía tratarse de un pájaro. Volaba a la altura de las copas de los árboles y parecía tener una envergadura de unos 4 metros. La pareja no pudo distinguir ningún detalle, puesto que sólo vieron la silueta del "pájaro" cuando cruzó la carretera por delante suyo, hacia una cueva situada en un estrecho desfiladero. Decidieron que se parecía a un pterodáctilo.
A principios de 1976 comenzaron a registrarse informaciones procedentes de Texas acerca de criaturas parecidas a pájaros misteriosos o a reptiles voladores prehistóricos. La primera observación se produjo el 1ro. de enero, en Harlingen, siendo sus protagonistas Jackie Davis (14 años) y Tracey Lawson (11 años). Vieron un "pájaro" de 1,5 metros de alto, con unas "espaldas" de 90 centímetros de anchura. Era de color negro, con grandes ojos de color rojo oscuro; la cabeza era calva, y la cara semejaba la de un gorila, con un pico de 15 centímetros de longitud. Al día siguiente sus padres fueron a investigar y encontraron cinco huellas (cada una con tres dedos) de 20 centímetros de anchura y 4 de profundidad. Ni un hombre de 77 kg de peso hubiera podido dejar huellas tan profundas en aquel duro terreno.
Una semana después, el 7 de enero, Alvérico Guajardo vio probablemente al mismo pájaro. Había salido al exterior de su "roulotte" para investigar, puesto que algo había chocado con su remolque. Esto sucedía en la ciudad de Brownsville. Encendió las luces de su caravana, que iluminaron "algo procedente de otro planeta". La criatura, de 1,2 metros de largo, miró fijamente con sus ojos llameantes y colorados al aterrorizado hombre. Guajardo pudo distinguir plumas negras, un pico de unos 60 u 80 centímetros de largo y las alas como de murciélago. Se alejó de las luces al tiempo que emitía un horrible chillido. Guajardo se refugió finalmente en casa de un vecino.

La experiencia de Armando Grimaldo fue la más terrorífica de todas las que se vivieron en el estado en relación con esta criatura. Fue atacado por el "pájaro" la tarde del 14 de enero, cuando se encontraba en el huerto de su suegra, en Raymondville. Mientras miraba a su alrededor en busca de algo que emitía un ruido parecido al batido de las alas de un murciélago, y un "silbido muy curioso", fue atacado desde arriba por "un ser con grandes garras". Mientras escapaba miró hacia atrás, y vio un "pájaro" del tamaño de un hombre, con una envergadura de 3 a 3,5 metros. Tenía cara de murciélago o de asno, grandes ojos rojos, piel oscura sin plumaje, y no tenía pico.
Libby y Deany Ford dijeron que el gran pájaro negro con cara de murciélago que vieron cerca de Brownsville era un pteranodon (un tipo de pterodáctilo). El 24 de febrero, tres profesores de bachillerato que viajaban en coche por las cercanías de San Antonio también vieron un pájaro que identificaron como un pteranodon. Cuando planeó sobre sus coches, su sombra cubrió la carretera. Estimaron que tendría una envergadura de 4,5 a 6 metros. La señora Patricia Bryant dijo que era tan grande como una avioneta Piper Cub y que "podía ver el esqueleto de este pájaro a través de su piel, plumas o lo que fuese". David Rendon comentó que el "pájaro", más que volar, planeaba y que tenía unas enormes y robustas alas parecidas a las de un murciélago.
La explicación más prosaica a todos estos hechos es simplemente que los testigos quedaron sobrecogidos ante la visión de un pájaro poco común. Sin embargo, ¿hay que tomar en serio la identificación con un pteranodon? Se supone que estos reptiles voladores quedaron extinguidos hace unos 64 millones de años. Algunos fósiles de pterosaurios atestiguan su presencia en aquella zona. Pero, ¿pudo sobrevivir alguno? O bien (y ésta es la sugerencia más fantástica), ¿se distorsionó la estructura del tiempo? ¿se materializaron de repente en nuestros días animales que vivieron en eras pasadas?

viernes, 18 de mayo de 2007

ALUCINASIONES PSICODELICAS

Esta matriz está formada por líneas que se cruzan en puntos blancos. Aunque parece que también hay puntos negros. Pero si los miras se vuelven blancos, y en cambio aparecen más
puntos negros. Y así sin parar. Antes de caer al suelo, pasa a la siguiente ilusión.
























Dentro del cuadrado hay un círculo. Pero hay algo más. Parece que el círculo tiene vida propia, que no se encuentra cómodo dentro del cuadrado. Mueve la cabeza ligeramente a los lados y el efecto aún será más obvio. Cuando ya te duela el cuello, o la vista, relájate con la siguiente ilusión óptica

































En este caso, debes fijar tu vista en el punto oscuro del centro de la imagen unos segundos. Se supone que aunque seas consciente de que se trata de un dibujo estático, empezarás a notar que se mueve. ¿Por qué? El fondo oscuro y las líneas onduladas que se van ensanchando hacia el exterior del dibujo, favorecen la aparente movilidad.































Si te digo que soy capaz de hacer desaparecer ante tus ojos la mancha azul del círculo sin mover un solo dedo, ¿te lo crees? Pues mírala fíjamente durante un rato. ¿A que empiezas a no verla? ¡Tachaaan!





















Observa fijamente la bombilla de la imagen durante al menos 30 segundos. Después desvía la mirada hacia una hoja de papel en blanco. Seguirás viendo la forma de la bombilla reflejada en ella... pero esta vez encendida

TIPOS DE LICANTROPOS







Los licántropos son seres humanos que pueden transformarse en animales.
Se pueden distinguir 3 tipos de licántropos:



1 Licántropos auténticos: para los que la licantropía es un rasgo genético.



2 Licántropos infectados: su licantropía aparece al ser heridos por un licántropo auténtico.



3 Licántropos artificiales: pueden controlar su licantropía mediante objetos mágicos.



Los licántropos suelen tener dos formas; la del humano y la híbrida. La forma híbrida posee rasgos del animal al que se asemeja, y posee también rasgos humanos. La forma híbrida es del tamaño del animal, y no del humano. Algunos licántropos presentan una tercera forma, que se corresponde únicamente con la del animal, sin ningún rasgo humano.
Cualquier criatura que haya sido herida por un licántropo, pero no muerta, puede contraer su licantropía. La probabilidad de que esta licantropía pase a la víctima es mayor cuanto más fuerte sea el licántropo auténtico.
Para extirpar la maldición es necesario lanzar el conjuro adecuado durante una noche de luna llena, aunque este sistema no es infalible. Esta aflicción sólo puede ser extirpada a los licántropos infectados.
Los licántropos auténticos tienen absoluto control sobre su cuerpo, pueden cambiar de forma a voluntad, y no sufren alteraciones con las fases de la luna o la oscuridad. Estas situaciones sólo afectan a los licántropos infectados. Éstos son humanos por el día y suelen cambiar de forma al llegar la noche y con la luna llena.
n licántropo infectado que adopta la forma híbrida ve como se incrementa su fuerza a la vez que pierde el control de sus actos. Los deseos de matar y cazar se hacen muy fuertes. Al regresar a la forma humana, suelen tener amargos recuerdos de los actos realizados.
En la forma híbrida o de animal, los licántropos sólo son heridos por la plata o armas mágicas, ya que los demás objetos producen heridas que curan muy rápido.
El grupo de los licántropos artificiales es bastante más complejo. Sólo algunos miembros de ciertas hermandades pueden ser honrados con el objeto mágico causante de su licantropía. Cuando tocan el objeto se transforman en un licántropo, y pueden volver a la forma humana cuando lo deseen siempre que lleven el objeto.
Para terminar, hay que decir que un licántropo muerto vuelve a la forma humana independientemente de su estado al haber muerto.
Los licántropos más conocidos son;



Hombre lobo.






Hombre oso.






Hombre tigre.






Lobo de Mar.






Mujer cisne.

miércoles, 16 de mayo de 2007

Enormes y moustrosas de hasta metro y medio de largo

Ratas gigantes - Ratas enormes y mosntruosas

Ratas Gigantes, ratas Enormes avistadas en Alcantarillas, ratas carnívoras que pueden llegar a pesar 18 Kg. habiendo casos de ataque ha humanos, ratas gigantes en Hebrón, ratas enormes y agresivas que se alimentan de gatos, policía Alemana tiene que disparar a rata gigante por atacar a un hombre... Todos estos son casos que nos llevan al indicio que la mutación que se puede estar produciendo con las ratas monstruosas que son parecidas a las "cortadoras de caña" con la diferencia de que estas son herbívoras y estas nuevas ratas gigantes son carnívoras.


El aumento de la contaminación de las aguas residuales en las grandes ciudades parece que va a añadir un nuevo e inesperado capítulo a esta historia, creando una raza gigantesca de ratas que, de no controlarse, puede traer muchos quebraderos de cabeza en un futuro no muy lejano.
Foto de un craneo de una rata gigante.
Existen 120 especies de ratas, cuyo tamaño y peso las convierte en temibles adversarios. Las dos especies más comunes son la rata negra y la rata parda, que pueden ser encontradas en prácticamente cualquier rincón del planeta. Las negras alcanzan una longitud de casi 20 cm y llegan a pesar gramos. Su hocico puntiagudo y sus largas orejas les dan un aspecto particularmente amenazador. Las pardas son mayores aún, llegando a alcanzar el medio kilo de peso. Las ratas ocasionan cuantiosas pérdidas a la agricultura, son portadoras de enfermedades y han llegado a agredir al ganado e incluso a las personas, siendo un caso relativamente frecuente en los núcleos chabolistas de las grandes ciudades, dónde los niños son mordidos por estos animales, que aprovechan para ello el momento en el que están dormidos.
Son transmisoras de enfermedades y son muy rápidas a la hora reproducirse.
La ciudad italiana de Baricella ha sido escenario de la aparición de una raza de ratas desmesuradamente grandes. Durante toda la década de los noventa han sido avistados frecuentemente animales de más de un metro y medio de largo. Los expertos consideran que en las alcantarillas de esta ciudad italiana deben estar escondidos más de 20 millones de estos animales.
Al parecer, nos encontramos ante una mutación producida por los altos índices de contaminación de esta ciudad italiana, que pueden haber dado lugar a la aparición de una especie completamente nueva. Pero Baricella no es el único lugar en producir estos descomunales roedores. En 1995, en Pekín, durante lo que en primera instancia parecía una patrulla rutinaria, dos soldados cazaron a un “ratón” de más de tres kilos de peso.
Militares israelíes son atacados por ratas gigantes en Hebrón. Los militares israelíes destacados en Hebrón, sur de Cisjordania, hacen frente a un nuevo enemigo feroz, unas ratas del tamaño de gatos que ya mordieron a tres soldados, informaba este lunes el diario Maariv. Los servicios municipales de limpieza de esta ciudad palestina de 120.000 habitantes donde viven 600 colonos atrincherados bajo fuerte protección militar tienen dificultad para recoger los desperdicios y las ratas proliferan.Tres militares fueron mordidos, dos en la oreja y uno en los labios los últimos días por los roedores que se deslizaron en sus campamentos en el barrio judío cercano a la tumba de los patriarcas bíblicos, lugar santo venerado tanto por judíos como musulmanes.Ratas que se alimentan de gatos. En Irán, en un inverosímil cambio de la Naturaleza, unas ratas gigantes, algunas con un peso superior a los 18 kg, mataban y se comían a los gatos. Y, según el diario Kayhan, las en extremo largas patas posteriores de los roedores, les permitían saltar como canguros. El profesor de Biología de la Universidad Estatal de Bowling Green, William Jackson, cree que las ratas monstruosas son parecidas a las «cortadoras de caña», unas ratas grandes que se encuentran con frecuencia en África occidental, donde incluso la gente se las come. Pero los roedores africanos son vegetarianos y, por lo tanto, Jackson está intrigado por esa necesidad de las ratas gigantes de devorar carne. Afirma que resulta «muy extraña» la agresiva conducta de tales ratas. La policía alemana dio muerte a tiros a una rata del tamaño de un perro que atacó a un hombre de 59 años fuera de su casa en las cercanías de Francfort, informó el diario Bild. El diario indicó que la rata de medio metro de largo era tan feroz como un perro de pelea. La víctima de la rata, identificada solamente como Horst L., escuchó algo que hacía ruidos en un arbusto y luego un fuerte siseo. Entonces volteó y se encontró con el animal, que estaba listo para saltar sobre él. "Me quedé rígido de terror. Tuve solamente tiempo de tomar una tabla de madera para defenderme", dijo Horst. La rata hundió sus dientes en la tabla y Horst corrió al interior de la casa para llamar a la policía. Los oficiales trataron de atrapar al animal armados de guantes gruesos, pero este los atacó y tuvieron que matarlo.

¿DINOSAURIOS EN AFRICA?





























El Mokele-Mbembé: Un Enigma Africano














Nessie no está solo. En regiones remotas a inaccesibles de África quedan dinosaurios vivos, si damos crédito a testimonios de nativos y expedicionarios que han descrito animales semejantes a los grandes saurios que se suponían desaparecidos.



¿Quedan dinosaurios vivos en la actualidad? Esta pregunta, que en un principio puede parecer absurda, no lo es tanto si hacemos caso de los testimonios provenientes de algunos de los más remotos a inaccesibles pantanos del África ecuatorial o de las diferentes zonas lacustres del globo. Estas narraciones hablan de la presencia de un extraño animal de gran tamaño, tronco voluminoso, patas corpulentas, pequeña cabeza, cola grande y musculosa y un largo cuello. Tal descripción, que parece extraída de un libro de paleontología, coincide con la de un tipo de animales que se creía extinguido desde hace 65 millones de años: los dinosaurios. Estos testimonios, surgidos no sólo de nativos sino de científicos y exploradores europeos que han tenido la ocasión de contemplarlos, hacen suponer que los grandes saurios no están completamente extinguidos.

El «Mokele-Mbembé»







El Mokele-Mbembé, llamado por los pigmeos "El que detiene ríos".
El escritor y naturalista inglés Ivan T. Sanderson pudo ver en 1932 a esta criatura en una de sus expediciones por la pantanosa zona del río Mainyu, en el África ecuatorial occidental. Se encontraba navegando junto con sus compañeros en una zona inexplorada de este río, cuando de una cueva cercana surgió un ruido ensordecedor y, según relata él mismo, «vimos cómo algo enorme se levantó frente a nosotros, convirtiendo el agua en espuma». La visión duró apenas unos instantes, pero fue un tiempo suficiente para que pudiesen apreciar que lo que se había levantado del agua era «la cabeza negra de un animal semejante a una enorme foca, aunque mucho más ancha que larga». Si bien el tamaño de esta cabeza -única parte del animal que pudieron contemplar- era del mismo tamaño que la de un hipopótamo adulto, la forma de la misma no tenía ningún parecido con la de este mamífero.Tras esta visión, las dos piraguas que formaban parte de la expedición se alejaron lo más rápido posible mientras los indígenas no cesaban de gritar aterrados: «Mokele-Mbembé». Hablando más tarde con los nativos de la zona, todos coincidieron en que en esos parajes vive un terrible animal, el Mokele; un ser que pese a ser vegetariano -se alimenta de lianas- es un terrible enemigo de hipopótamos y cocodrilos que evitan pasar por la zona donde habita esta temible bestia.La existencia de este extraño animal en las regiones pantanosas del corazón de África es casi como un secreto a voces. Voces que dan los indígenas, para los que su existencia está fuera de toda duda, y también los pocos occidentales que han podido ver a este excepcional animal, que podría ser una reliquia del pasado.
Roy Mackal (en el centro) navega por el río Oubangui en busca del «Mokele-Mbembé».
Para conocer si hay algo de verdad en los relatos de nativos y exploradores, se han realizado multitud de expediciones a las zonas donde se han producido la mayoría de los testimonios. En 1982, el doctor Roy Mackal, de la Universidad de Chicago, organizó una exploración de la zona norte del lago Likusia, en la República Popular del Congo. Desde esta región pantanosa habían llegado multitud de noticias sobre este animal desconocido por la ciencia. Durante varias semanas, el grupo de científicos recorrió esta extensa zona apenas hollada por el hombre blanco recogiendo decenas de testimonios de los nativos. Finalmente los científicos encontraron las huellas de un animal desconocido pero de tamaño superior, sin duda, al de un elefante.Otra expedición, en esta ocasión de científicos de la universidad de Brazzaville: repitió pocos meses después el intento de encontrar esa bestia misteriosa que se dice habita en las apartadas marismas. En esta ocasión, los científicos tuvieron más suerte. El biólogo Marcellín Agnagna y su equipo se encontraron frente a frente con ese animal. Se trataba de una especie con aspecto distinto a cualquier otra conocida hoy día, y con una morfología muy similar a la de un gran dinosaurio saurópodo, que, como si proviniese de una máquina del tiempo, parecía surgido del Mesozoico, período del secundario en que los grandes saurios dominaban la Tierra.Por desgracia, tampoco en esta ocasión fue posible obtener la prueba definitiva para demostrar al mundo entero la existencia de este fósil viviente, conseguir la captura de un ejemplar. La complicada orografía, el intrincado laberinto de pantanos y ríos que se entrecruzan, es sin duda uno de los principales garantes del anonimato de los que tal vez pueden ser los últimos dinosaurios sobre nuestro planeta. Otras expediciones que se han realizado a la zona, tampoco han sido jalonadas por el éxito.

Tras El Monstruo De Las Marismas







Fotografía tomada en 1996. Según su autor, Bob Teeney, paseaba con un amigo cerca del lago Howwick Falls, cuando ante ellos se presentó; este extrañísimo saurio. El autor, que cree pueda tratarse del mítico Mokele-Mbembé.
Una de las últimas exploraciones la realizó un equipo de once japoneses, entre marzo y abril de 1988, algunos de los cuales habían participado con anterioridad en otros viajes a la zona. Las marismas del lago Telle, en la misma región de Likuala, fue el terreno elegido para realizar la expedición; numerosos lugareños habían testificado sobre su contacto directo con el monstruo. Uno de ellos afirmó haberlo visto entrar en el lago apenas un mes antes, y otro, un cazador de elefantes llamado Inmanuel Mongoumelo, dice que lo vio en los ríos Sanga y Bai, que están conectados con el lago Telle. Incluso varios de los ancianos de la aldea recuerdan que, a principios de siglo, una de estas criaturas fue cazada por los pigmeos de la cercana zona de Oumé. Los expedicionarios sólo pudieron ver en una ocasión, un gran objeto negro flotando en el centro del lago, pero la niebla les impidió observar más detalles.La sospecha de que en algunas apartadas zonas del continente africano hay un extraño y enorme animal de costumbres anfibias no es algo reciente. Uno de los grandes exploradores y cazadores del pasado siglo, Alfred Aloysius Horn, pudo ver personalmente las pisadas de un desconocido animal que los indígenas del Camerún llamaban «Jagonini», que quiere decir «el buceador gigante». "Las huellas de la bestia eran del tamaño de unas grandes sartenes, pero con tres enormes garras", cuenta este traficante y cazador, que recogió abundantes testimonios entre los nativos sobre la fiereza de la bestia.Años más tarde, en 1913, el capitán de las fuerzas coloniales alemanas en Camerún, el barón von Stein zu Lausnitz, realizó una completa investigación sobre las riquezas minerales y naturales de este territorio que estaba administrado por el Imperio Alemán. Unos párrafos de su trabajo, hablan de que «existe al parecer, una criatura que causa el terror entre los negros de determinadas zonas del Congo, del bajo Ubangui, del Sanga y del lkelemba, al que se le da el nombre genérico de «Mokele-Mbembé». Según diversos relatos provenientes de guías experimentados, el animal es de color oscuro, piel lisa y tamaño cercano al de un elefante. Su cuello es largo y flexible y cuenta con una cola de gran poder».
El fruto de la «Landolphia» es el alimento principal del «Mokele Mbembé».
El informe del meticuloso militar alemán explica que, «los rumores señalan que emplea la cola para hacer zozobrar las canoas que caen bajo su radio de acción, para a continuación matar con saña a sus ocupantes, pero sin llegar a devorarlos. Se asegura que el animal vive en las oquedades y cavernas que forma la arcilla en las márgenes del río. Unos nativos incluso me han enseñado el alimento predilecto de este monstruo, una liana con grandes flores blancas que da una savia lechosa y que tiene unos frutos parecidos alas manzanas». Incluso en una ocasión el barón von Stein pudo ver el sendero que había trazado el animal.

El «Shimpekwe», Mitad Elefante Y Mitad Dragón















De otras zonas del corazón del Continente Negro llegan más testimonios que hablan de la presencia de un extraño y desconocido animal. El nombre que se le da cambia, pero la descripción es, en esencia, similar. En 1910, un traficante de animales salvajes, Karl Hagenbeek, recibió por varios caminos la noticia de la existencia de un gran animal desconocido, el «Shimpekwe», una bestia «mitad elefante y mitad dragón», que habitaba en la región sur del Congo Belga y el norte de Rhodesia (la actual Zimbawe). Tan convencido estaba de que se trataba de un dinosaurio, «posiblemente relacionado con los brontosauros», que organizó una expedición hacia la zona del lago Bangweolo, a unos 260 kilómetros al este de Elizabethville, la actual Lubumbashi. Lamentablemente esta expedición fracasó; ni siquiera logró encontrar el lago.
Sin embargo, un colono y escritor inglés, J.E. Hughes, vivió 18 años a orillas del Bangweolo y pudo realizar una detallada encuesta entre los nativos de la zona, recogiendo multitud de testimonios sobre este animal, que ellos llaman «Chipekwe». Uno de los más destacados es la narración del jefe de la tribu de los Wa-ushi, cuyo abuelo fue testigo presencial de la caza de una de estas bestias en las aguas del río Luapula, que une los lagos Bangweolo y Mweru, en la zona fronteriza de los actuales estados de Zaire y Zambia. Este colono inglés cuenta que el funcionario británico retirado, M.H. Croad, se despertó una noche por un gran ruido de chapoteo y que, al revisar intrigado los contornos, encontró sobre la arena unas enormes huellas totalmente desconocidas.John Millais, un naturalista inglés que durante los años veinte exploró amplias regiones del continente africano, escribió un amplio informe sobre el extraño animal del que se hablaba en el país de los Ba-rotses, en el Zambezee medio (al este de la actual Zambia). Las apariciones de este animal, al parecer un gran reptil acuático de un tamaño superior al de un elefante, con largo cuello, cabeza parecida a la de una serpiente y patas de lagarto, que los indígenas llamaban «Isigugumadevu», intrigaron vivamente al rey Lewanika, que investigó los testimonios de sus súbditos y envió un amplio informe al Residente británico en Zululandia, el coronel Hardinge, en el que le relataba que él mismo había podido ver el sendero formado por esta bestia entre los cañaverales, un rastro que tendría un grosor de un metro y medio. Los habitantes de las zonas pantanosas de Zaire llaman «Mbilintu» a este extraño animal que habita en las ciénagas y tiene un tamaño comparable al de un elefante.

El «León de las Aguas»







Angola es otra de las zonas de donde llegan testimonios de la existencia de un monstruo acuático, el «Coje Ya Menia», un animal que emite unos potentes rugidos que le han valido el apelativo de «León de las Aguas». Según los nativos, este animal es un enemigo acérrimo de los hipopótamos, a los que mata en cuanto tiene oportunidad. Un comerciante portugués, Pereira da Costa, tuvo noticias durante su estancia en Luanda en los años treinta, de que uno de estos monstruos había matado a un hipopótamo. El intrigado portugués se desplazó al día siguiente a la zona donde se había producido este suceso y pudo encontrar el cuerpo del hipopótamo, convertido en una piltrafa, totalmente desgarrado y deshecho, pero al parecer, sin haber sido devorado. El terreno mostraba claros indicios de que se había producido una feroz lucha, las hierbas y la maleza estaban aplastadas y casi arrancadas. La única pista de lo que pudo acabar con la vida del pobre animal son las pisadas de otra bestia de un tamaño mucho mayor. Las huellas era, sin duda, similares a las de un elefante. Sin embargo, a diferencia de las huellas de estos paquidermos, las encontradas por Pereira da Costa mostraban claramente las marcas producidas por unos dedos bien diferenciados.
Las historias sobre la presencia de este extraño animal provocaron que el Smithsonian Institute ofreciese una recompensa de tres millones de dólares a quien fuese capaz de capturar a ese monstruo, vivo o muerto. Una suma que nadie pudo cobrar pese a que se organizaran varias expediciones.

Las Extrañas Bestias Del Nilo







En las zonas colindantes con el lago Victoria y en los afluentes del Nilo también hay indicios que avalan la existencia de un extraño animal, que si bien presenta algunas diferencias con el de los pantanos del corazón de África, su descripción también se acerca asombrosamente a la de un dinosaurio.Los ribereños del lago Victoria hablan de un extraño animal, el «Lukwata» o «Amaliv». Esta bestia estuvo a punto de hacer zozobrar en el año 1900 a un pequeño vapor que se dirigía de Kimusu, en Kenia, a Entebbe, en Uganda. Según el relato de un testigo inglés, Sir Ciement Hill, el animal surgió de las aguas a intentó apoderarse de un indígena que se encontraba sentado en la proa, sin llegar a conseguirlo. Sólo pudo apreciar la cabeza del animal, que era de forma redondeada y color oscuro, lo suficiente para descartar que se tratase de un cocodrilo. Los testimonios que hablan de la presencia del «Lukwata» se suceden. Según los nativos de una tribu de Uganda, los carivondos, este animal combate a menudo con los cocodrilos, y en el transcurso de la pelea suele perder alguna parte de su anatomía, que después es buscada afanosamente por los indígenas, que consideran que es un eficaz amuleto. Durante estas batallas se puede escuchar el mugido de este animal en muchos kilómetros a la redonda. Esta característica descarta que se trate de algún tipo de serpiente, como la pitón, pues estos animales carecen de cuerdas vocales.

La Efigie De Un «Lau»







Fotografía de una extraña serpiente marina tomada en Australia. Este podría ser el aspecto de un «Lau».
En las fuentes del Nilo, los indígenas hablan de la existencia de una terrible bestia, que los pueblos nuer califican como una serpiente de enorme tamaño, cortas patas y gran ferocidad. El naturalista John Millais exploró ampliamente las grandes marismas del valle del Nilo y se encontró que tanto los nativos dinka como los shilluk y los propios nuer hablaban de un gran reptil de una longitud entre los doce y los treinta metros y el grosor de un caballo, con un color amarillo oscuro o castaño. Estos le relataron como en algunas ocasiones habían asistido a una cacería de esta bestia.El gobernador británico del Sudán, H.C. Jakson, publicó en 1923 un estudio sobre el pueblo nuer del Alto Nilo, en el que hablaba del extraño animal que estos nativos llamaban «Lau», y que vive preferentemente en la zona del Nilo Blanco. Según las descripciones facilitadas por los nuer, el animal vive en agujeros cavados en las orillas de los ríos o en lugares pantanosos, como los de Bahr el Ghazal y Addar, su tamaño supera los cuatro metros y tiene una corta cresta de pelos en la parte alta de la cabeza. Un rasgo común en los relatos de los indígenas es el terror que les produce este animal, muy superior al que les provoca una pitón.Un dato que avala su existencia es la efigie de la cabeza de un «Lau» hecha en madera por un artista de la tribu Iramba. El capitán William Hichens, funcionario de los Servicios de Información y de Administración del Este Africano, encontró y fotografió esta talla, un expresivo testimonio de la presencia de ese extraño animal en las marismas del gran río africano.Algunos estudiosos en Criptozoología, la ciencia que estudia la posible existencia de animales que permanecen desconocidos, opinan que el «Lau» y el «Lukwata» son en realidad el mismo animal. Las descripciones de estas bestias, como grandes serpientes con unas patas rudimentarias y la comunicación del lago Victoria con las fuentes del Nilo, avalan esta posibilidad.En los alrededores del gran lago Victoria vive otro extraño animal desconocido, al que los masais llaman «Olumaina». La bestia tiene alrededor de unos cinco metros de longitud, una cabeza parecida a la de un perro, con unas pequeñas orejas en forma de cuernos, patas cortas armadas de garras y un cuello pequeño. Al parecer cava zanjas en las orillas de los ríos, en los que se esconde tan pronto como hay algún peligro, dejando sólo la cabeza visible. Este animal ha sido visto por cazadores occidentales en el río Mara y en el río Gori, en la zona fronteriza entre Kenia y Tanzania, que añaden a la descripción de los masais que su cuerpo está recubierto por escamas, como si fuera un armadillo, su lomo es ancho como un hipopótamo y moteado como un leopardo, su cabeza se parece a la de una nutria y las huellas que dejan sus patas son tan grandes como las de un hipopótamo, pero con la presencia de garras como las de un reptil.

Esbozando Una Teoría







La idea de que puedan sobrevivir algunos dinosaurios aislados en las más remotas regiones de África, puede parecer absurda para muchos, pero no lo es tanto si se tiene en cuenta que en este continente, al igual que en otras regiones remotas de nuestro planeta, el clima apenas es distinto en la actualidad a como lo era hace más de sesenta millones de años. No hay que olvidar que en nuestro planeta hay auténticos fósiles vivientes, animales tanto o más antiguos que los grandes saurios, como los cocodrilos o el dragón de Komodo, en el asiático archipiélago de la Sonda.La acumulación de testimonios ha popularizado la idea de que en las regiones pantanosas de África podría vivir un dinosaurio. Esto ha provocado que los productores de cine se hayan fijado en este misterio. Hace unos años se estrenó una película, "Baby", que trataba del descubrimiento de un dinosaurio vivo en la selva africana. Por otro lado, algunos diarios de gran tirada, pero poco rigurosos con las noticias, han publicado la información del encuentro de estos seres. El 27 de agosto de 1985 el rotativo británico The Sun, publicó la noticia de que se había capturado con vida un dinosaurio en África. Casi dos años después, el 21 de abril de 1987 el periódico americano National Inquirer, volvió sobre el asunto, afirmando que una expedición había encontrado dinosaurios vivos en este continente. En ambos casos, huelga decirlo, la información no se confirmó.Los últimos dinosaurios de nuestro planeta no hay que buscarlos sólo en los pantanos, lagos, ríos y en las selvas más inexploradas. Diversos testimonios apuntan que algunos de estos animales casi míticos, habría que descubrirlos mirando hacia arriba, en el cielo. Buscarlos como si fueran pájaros porque son capaces de volar.
Pterodáctilo.
Con todos los testimonios que hemos ido repasando podemos empezar a hacernos una idea de cómo pueden ser los últimos dinosaurios. Si bien según las zonas de donde llegan los testimonios hay algunas diferencias, éstas podrían ser debidas en parte a que el alejamiento de los habitats hubiese provocado con el paso de los milenios, desigualdades entre estos saurios. Sin embargo, se puede decir que, por un lado, tenemos a un reptil de entre seis y diez metros de longitud, con el cuerpo grueso, como el tórax de un caballo, y con unas fuertes y poderosas garras, una musculosa y fuerte cola, y un largo cuello. Su piel es de aspecto liso como un hipopótamo y de color gris y la cabeza sería similar a la de una serpiente: corta y redondeada, con algo parecido a un cuerno sobre las fosas nasales y una cresta carnosa en la cabeza. Se trata de un animal anfibio, con un fuerte rugido, seguramente vegetariano, pero dispuesto siempre a la lucha con singular agresividad, en especial si se trata de combatir por su espacio o comida con los animales que serían sus competidores más directos, los hipopótamos, y en menor medida los manatíes. Luchas en las que suele salir bien parado a causa de su fortaleza y sus bien armadas garras. Por otro lado están los testimonios sobre lo que parece un gran reptil volador, un pterodáctilo.

Retrato Robot







El zoólogo Bernard Heuvelmans, uno de los principales expertos en el estudio de los animales «ocultos», presidente de la International Society of Criptozoology y con más de treinta años estudiando la posible existencia de esta bestia, ha elaborado un retrato robot de la misma en función de las explicaciones dadas por los testigos y de los bajorrelieves del pórtico de Ishtar. Según sus conclusiones, la descripción del extraño animal de los pantanos africanos se corresponde con la de un dinosaurio del tipo de los ornitópodos, o dinosaurios de patas de ave. En especial los relatos de los testigos apuntan al grupo de los tracodontídeos, o dinosaurios con pico de pato. Unos reptiles vegetarianos que vivían la mayor parte del tiempo en el agua y que cuando salían de ella andaban a cuatro patas.Otros investigadores, sin embargo, apuntan que las descripciones se acercan más a la de un saurópodo, un tipo de dinosaurios gigantes, algunos de los cuales como el brontosaurio, llegaron a medir cerca de cuarenta metros de longitud.El misterio permanece. Pese a todos los intentos y expediciones realizadas para conseguir encontrar a esta bestia surgida del pasado, su existencia todavía sigue siendo una incógnita. Un misterio que nos hace preguntar si los dinosaurios están totalmente extintos, o si por el contrario, algunas remotas zonas pantanosas de África serán la última morada de unos animales fabulosos cuya evocación forma parte del recuerdo colectivo de la humanidad.